Ya no será,
ya no cargaré las bolsas del supermercado a casa,
no daré saltos mortales, no saldré nunca a correr,
no empujaré los muebles para reordenar el living,
no haré pogo en recitales, ni viajaré con mochila,
ni daré vuelta el colchón.
No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijeron que era,
ni si fue levantar peso,
o fue algo postural,
ni cómo hubiera sido no tener miedo al dolor,
ni sentir la sensación de estar rota para siempre.
Mi cuerpo ya no será para mí más que una casa que
duele,
una bomba de tiempo,
un árbol hachado intentando no caer.
No alzaré a mis hijos nunca.
No ayudaré en tu vejez.
No evitaré los calmantes.
No caminaré al morir.
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