martes, 28 de mayo de 2019

Yelmo




Después de dos años de mudanza y la promesa diaria de llevarla a arreglar un día, finalmente ayer la amada licuadora Yelmo fue analizada minuciosamente y el veredicto indicó que no era posible su reparación. Hoy la despedimos no sin agradecerle infinitamente por todo lo que nos acompañó y lo felices que nos hizo. Desde los mediodías en la cocina de mi infancia viendo cómo entraban una a una las verduras y desaparecían en una mezcla espesa, las tardes de licuados de banana en los que me volví experta gracias a ella (y aunque me siguen saliendo bien no es lo mismo hacerlos con los dispositivos modernos) hasta las noches de fiesta en casa donde mi amigo Santi nos deleitaba a todxs los presentes con sus maravillosos daikiris. Quienes hayan estado en alguna de esas fiestas, estoy segura de que nos recordarán picando hielo a los golpes contra la mesada para cuidarla a ella y que no trabajara de más. La licuadora Yelmo es y será parte de nuestra historia y de nuestros dias felices. Los cambios de época se hacen notar, será que empieza una nueva era en esta casa. Te recordaremos siempre con amor. Nada será igual a partir de ahora. Gracias por todos los momentos felices que compartimos. Yelmo for ever! Qué difíciles son las despedidas siempre. 


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