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martes, 2 de octubre de 2018

Interior de un bote celeste



Antes de cumplir los setenta Helena se había encaprichado con dejar en el mundo objetos que hablaran de ella. No puede ser que casi tenga setenta años y tan pocas cosas interesantes que hablen de mí cuando ya no esté, decía. Entonces aprendió a tejer. Cuando era chica pensaba que de vieja me gustaría tener el pelo todo blanco, hacerme rodete y tejer por las mañanas. Cuando cumpla setenta tengo que saber tejer y dejar mis tejidos como testigos de mi existencia. Y se compró las agujas y las lanas y por las mañanas tejía sentada en la cama, en camisón, con un gesto de concentración extrema. Pero aunque intentara, Helena no había nacido para la quietud, Helena es movimiento. Le llevó dos meses tejer sólo una bufanda del tamaño de un pañuelo. Cortita y con agujeros me quedó, decía, como la vida misma. Ese es el mensaje que dejo al mundo y se mataba de risa de su impaciencia. Y a mí me encantaba verla reír.

Fragmento. Interior de un bote celeste. 2018.

jueves, 12 de julio de 2018

Cerdos



El dueño de este campo está haciendo negocios en la ciudad. Las personas con mucho dinero son así, siempre están haciendo negocios en alguna parte. Luis, el peón principal, quedó a cargo de todo mientras está ausente el patrón. Luis es joven pero no tanto. Hace tiempo se dedica a criar a los cerdos. Los ve nacer, los cuida, los alimenta, se ocupa de que crezcan bien y finalmente se encarga de matarlos y convertirlos en carne para la venta. Hace años que vive en este campo y se dedica a lo mismo. Hoy Luis, está sentado junto a un árbol llorando. Días atrás tenía nuevamente que carnear a uno de los cerdos. Agarrarlo de las patitas aunque llore y grite, degollarlo sin piedad y esperar que se desangre solo. Pero no pudo. El cerdo elegido esta vez no lloró, no se resistió, no se movió siquiera para intentar salvarse. Luis sorprendido miró al cerdo a los ojos. Sintió que tenía la inocencia que todos los animales tienen en la mirada. Y el cerdo lo observó. Luis sintió que en esos ojos se expresaba algo así como un grito de justicia, ¿Por qué? ¿Por qué?, parecía gritar mudamente el cerdo. Luis creyó que esa pregunta no era sólo del cerdo, que la pregunta porcina se transformaba en su propia pregunta. ¿Por qué lo haría? Sintió la necesidad de abrazar al cerdo, abrazarlo fuerte, como un padre abraza a un hijo cuando lo ve llorar. El cerdo aceptó el abrazo y Luis se dio cuenta de que tendría que irse de allí.
Ahora, sentado junto a un árbol llora por todos los cerdos que mató, por toda la sangre de la que es responsable. Y piensa en que todavía puede salvarse y salvar a sus cerdos. Piensa que después de todo los vio nacer, los alimentó, los cuidó y nunca vio a ninguno de ellos morir de viejo. También de viejo quisiera morir yo, piensa, en algún lugar muy lejos de este campo.


Fragmento. Zoom. Luz Lassizuk. 2013

jueves, 3 de marzo de 2016

BARRENAR (2010) Escena


BARRENAR
(Escena escrita por Lorena Gonzalez Bender y Luz Lassizuk)


NADADORA 1
Eu tenio que barrenar isas ondas do mar. E assim. Eu tenho que fazer isso.
Eu prefero as aguas salgadas, e bem geladas...

NADADORA 2
Ela tein um pouco de medo do mar.

NADADORA 1
Genchi tein falado que o mar e perigroso, que eli pode te chupar, que eli pode fazer remoinho, e te sugar até o fundo.

NADADORA 2
Mais agora ela está vendo a genchi gostosa no sol, bebendo as caipirinhas e comendo milhos quentes

NADADORA 1
Tein que ter respeto do mar

NADADORA 2
Longi no meio da agua, ela viú uma pedra, que le pareció um islote  pequenho flotando no meio du mar. Eli pensó que podía tentar de chegar até essi islote e depois ficar deitando na areia e disfrutando du sol.

NADADORA 1
Entao ela fiz uma inspirasao funda, e seu corpo se mergulhio estrepitosamente na agua cálida. Ela deu umas patadas, e umas brazadas…

NADADORA 2
Tein que flexionar as rodillas , e batir melhor suas pernas.

NADADORA 1
As correntes e mares podem ser muito peligrosas, mais tambén…

NADADORA 2
Uma ola!

NADADORA 1
Nao tein qui deshar qui a espalda se funda. O peito pra acima. Tein que manteer o peito pra acima. A posisao cojecta se consigui com o corpo eshtirado e a cabeza oliando pra frente por embaixo da agua.

NADADORA 2 (Respiración N1)
Quando seja precisu respirar, acompañar a cabeza com un giro lateral do corpo quando o brazo do lado em qui se respira esteja a altura das pernas e preparado para fazer o recobro aéreo.


NADADORA 1(Respiración N2)
O peito para acima. Tein que manteer o peito pra acima. A posizao correcta se consigui com o corpo estirado


(Respiración N1 y N2)

NADADORA 1
Eu tenho que alcanzar issa pedra...

NADADORA 2
Atençao, outra ola! Tein que trocar a estilo borboleta.

NADADORA 1
Borboleta! As axoes do nadador tein que teer simetría bilateral  e que as pernas se organicem num batido di acima-abaixo com os brazos comenzando o movimento das pernas com uma ondulazao.

NADADORA 2
Ela tentaba com tudas suas forzas se-impulsar ao frente com suas patadas e suas brazadas...La corrente era tao forte que era dificil manteer o movimento e o remohino tentaba de abrazar a ela y llevar seu corpo para o fundo.

NADADORA 1
Ela nadaba para a superficie da agua!

NADADORA 2
Mais o remohino tenha muita forza!

NADADORA 1
Mais ela nadaba bem forte tambeim!

NADADORA 2
Mais o remohino tentaba de abrazar a ela e suas patadas e suas brazadas nao eran suficientes…

NADADORA 1
Ela nadaba con tudas suas forças e consiguiou sair até a superficie e se mantuvo flutuando muito tempo…

(Pausa)

 NADADORA 1
 …Eu tenho que barrenar issa onda do mar…


Esta escena formó parte de la performance "Espina no peito" dirigida por Mariana Obersztern. Más información sobre esta obra ACÁ
 

ALGO EN ÉL (2011) Fragmento



ALGO EN ÉL


I.
No hay luz. Se escucha una conversación a oscuras.

MORA: Estás durmiendo?
DAMIÁN: Yo no. Vos?
MORA: Tampoco.

Silencio.

DAMIÁN: Creía que sí pero cuando me hablaste me di cuenta de que estaba pensando. ¿Tenés frío?
MORA: Un poco.
DAMIÁN: Acercate más. Ponete acá.
MORA: Estoy bien acá.
DAMIÁN: ¿Sabés en qué pensaba?
MORA: No…
DAMIÁN: El día que nos íbamos a pasar la tarde al río. Cuando cruzaste por el medio de la avenida corriendo para comprar algo que nos olvidábamos. ¿Qué era? ¿Una gaseosa?
MORA: Puede ser, una gaseosa, no sé…
DAMIÁN: Tenías puesto un saquito amarillo, de una lana suave y un pantalón violeta de bambula. Te pasaron los autos muy cerca. Y yo te veía de espaldas corriendo como si nada, como si flotaras entre todos los autos. Y ahí me vino una sensación terrible al cuerpo, como un temblor por adentro. Me di cuenta de que si te pasaba algo me iba a dar una tristeza que se no se me iba a ir nunca.
MORA: Damián, no empieces…
DAMIÁN: Después volviste a cruzar, con una sonrisa enorme y me diste un beso. Ni siquiera te imaginabas todo lo que yo había estado pensando mientras no estabas.  Nos subimos al tren y vos te sentaste al lado de la ventana.
MORA: Damián, por favor. Intentemos dormir, dale.
DAMIÁN: La luz del sol te iluminaba la cara. Mirabas el paisaje como una nena que se va de vacaciones y se sorprende de todo lo que aparece en el camino. Llegamos  al río y pasamos la  tarde mirando el agua…

Se prende la luz.  Se ve un sillón en el living de una casa después de una fiesta. Hay una mesa ratona con botellas semivacías y vasos de plástico usados, y una mesita con una lámpara pequeña. Al costado, del lado derecho de la escena, un sillón de un cuerpo. A la izquierda una puerta ventana y al lado una silla con muchos abrigos apilados. Damián recostado, Mora en la punta derecha con la mano en el interruptor de la lámpara. Mora y Damián se quedan en silencio observándose un rato.

MORA: Desde que te conozco, creo que esto es lo más cursi de todo lo que me dijiste. ¿Vos te das cuenta de eso? ¿Vos te das cuenta de lo cursi que sos? ¿Vos realmente creés que eso a mí me puede seducir? ¿Vos te creés que la sensibilidad masculina seduce a las mujeres? Eso pasa en las películas, Damián, solo en las películas la chica se enamora del sensible y deja al otro. A mí no me pasa, no me va a pasar nunca.
DAMIÁN: Es lo que siento, Mora. No sé…te lo quise decir, que lo supieras. Me dijiste que no te grabe más cassettes, pero no me quiero guardar las cosas.
MORA: No hablemos de los cassettes. No puedo creer que sigas con eso. Es un sistema obsoleto Damián, ya no lo usa nadie.
DAMIÁN: Si bueno, pero es algo lindo, como escribir una carta en papel, que ya no se hace y por eso es más lindo si hoy en día alguien…
MORA: Damián.
DAMIÁN: ¿Qué tiene? A mí esas cosas me gustan. Como las serenatas también que ya no se hacen, o también los paseos en mateos o…
Entra Leo y se queda en la puerta.

LEO: ¿Les molesta si me quedo acá? En el otro cuarto era muchos, prefiero quedarme con ustedes porque los dos me cayeron bien. 
DAMIÁN: Sí…pasá, acá hay un lugar. Nosotros íbamos a dormir un rato…
MORA: Hasta que se haga de día y después nos vamos.

Leo se acomoda en un sillón de un cuerpo, al costado de Mora, se tapa con su abrigo y se acomoda para dormir.

DAMIÁN: (a ella por lo bajo) A veces me haces sentir muy solo. No te reconozco a veces. Las cosas están cambiando. Yo estoy cambiando.
MORA: Damián, el quiere dormir y yo también. Lo hablamos en otro momento, ¿puede ser?

Mora extiende una mano para apagar la luz.

DAMIÁN: (en voz baja) No apagues.
MORA: Pero vamos a dormir...

Damián hace un gesto señalando a Leo. Mora mira a Leo que duerme, vuelve a mirarlo a Damián, se encoge de hombros. Damián vuelve a señalar a Leo con la cara. Damián se levanta y le indica a Mora que cambien de lugar en el sillón. Mora se niega. Damián insiste. Mora, con un gesto de hastío, se tapa con su abrigo, se recuesta sin cambiarse de lugar y cierra los ojos. Deja la luz prendida. Damián vuelve a sentarse en su lugar, se queda despierto y de brazos cruzados. Leo empieza a hacer sonidos con su boca mientras duerme. Mora y Damián lo escuchan, Mora abre los ojos. Los dos lo miran, se miran. Leo abre los ojos, Damián le ofrece algo para tomar. Él no acepta. Mora no puede dormir.

LEO: Yo una vez me peleé con una novia que tenía. Yo estaba enamorado, enamorado de verdad. La miraba y me parecía que no le podía encontrar ningún defecto. Era flaca, pelo castaño, ojos claros. Era inteligente, le gustaba leer, me leía cosas. Tres años después me la crucé. No me pasó nada. Y no sólo que no me pasó nada, me pregunté ¿qué era lo tan maravilloso que yo creía encontrar en ella antes? Y no sé, la verdad, no sé… Lo que quiero decir es que a veces eso pasa, que uno cree cosas que con el tiempo no son. Hoy vos pensás que si a ella le pasa algo la tristeza no se te va a ir más, y tal vez mañana le pasa algo y te da lo mismo…No sé… como poder puede pasar.
DAMIÁN: ¿Vos… estuviste escuchando toda la conversación?
LEO: Sí, se escucha todo. Lo de la visita al río, el tren, el temblor en el cuerpo...
DAMIÁN: (interrumpiendo, avergonzado) Sí, sí…
LEO: También eso de los cassettes

Damián no responde. Mora le hace a Leo un gesto de negación con la cabeza sin que la vea Damián.

LEO: Vos sabés que yo una vez tuve una novia, no la de antes, otra. Que me escribía cartas todo el tiempo. Cartas de amor. Cartas de amor tal vez es normal, pero ella me escribía todos los días. Compraba papeles de carta de distintos colores y me escribía. Copiaba pedazos de canciones que le hacían acordar a mí, todo. Y yo me acuerdo que al principio las leía muchas veces, porque ella escribía bien. Y las leía y pensaba en ella.

Mientras escucha el relato, Damián sonríe y asiente. Mora lo observa a Leo con seriedad.

LEO: Y ya después de unos meses ni las abría. Las guardaba en un cajón y  las dejaba ahí.

A Damián se le desdibuja la sonrisa. Mora comienza a mostrarse interesada por el relato.

LEO: Y ella me preguntaba qué me habían parecido y como yo no sabía que decir le daba un beso. Y se ve que eso para ella era una respuesta porque después no me preguntaba más. Después al final ya ni las guardaba, las tiraba directo. ¿Terrible, no? Estuve como tres años con ella…

Damián con el seño fruncido mira a Mora. Mora lo mira y le sonríe despectivamente. Damián se levanta. Tiene una mano en su estómago y se masajea.

DAMIÁN: Voy al baño. Me voy a hacer un té también.
MORA: Bueno…
DAMIÁN: ¿Me querés acompañar?
MORA: …Ya estás grande, Damián. (Le sonríe a Leo)

Damián sale. Se quedan Leo  y Mora solos, ella se recuesta en el sillón. Mora cierra los ojos, se tapa con su abrigo e intenta dormir. No puede. Leo la mira.

MORA: (Con los ojos cerrados)  ¿Qué hacés?
LEO: ¿Qué?
MORA: ¿Me estás mirando?
LEO: (mirándola) No.

Silencio.

MORA: ¿Ahora? ¿Me estás mirando?
LEO: (mirándola) No.
MORA: Yo te ví mirándome esta noche.

Mora se incorpora y se acerca a él. Lo mira a los ojos.

MORA: ¿Por qué no nos vamos?
LEO: ¿A donde te querés ir? Es tarde, es de noche. No se puede.
MORA: No puedo dormir acá.

Leo saca unas cartas de pocker del bolsillo y empieza a hacer castillos con las cartas. Se desarman. Empieza de nuevo. Ella lo mira, a lo que hace, lo mira a él.

LEO: Es aburrido.
MORA: ¿Damián?
LEO: Sólo mirar es aburrido. Lo interesante es intentar hacerlo. Tratar de que no se te caigan. Bah…en realidad eso no es nada, lo interesante en realidad es cuando uno piensa para qué lo hace, si no sirve para nada. Si yo lograra usar todas las cartas del mazo y que esto no se me cayera, ¿qué? ¿Vos creés que me sentiría mejor por eso? ¿Cuánto tiempo? No sé si me entendés, lo interesante es justamente que parece que me interesa algo que no tiene nada de interesante.
MORA: Sí, no sé, puede ser…

Silencio largo. Incomodidad.

MORA: ¿Vos…viniste a la fiesta por Lucas?
LEO: Lucas…No.

Silencio.

MORA: ¿Y amigo de quién sos?

Leo no contesta. Se levanta y la mira parado al lado desde arriba. Se dirige hacia ella y se sienta junto a ella en el sillón.

LEO: ¿Escuchaste lo que te graba en los cassettes?
MORA: ¿Damián? No sé, cosas. Es privado. No sé.
LEO: ¿Vos alguna vez te preguntaste que te pasaría a vos si él se muere?
MORA: ¿Qué?
LEO: Cuando él te dijo lo de que si te pasaba algo… quería decir si te morías, digo, yo me pregunto si vos alguna vez te preguntaste lo mismo pero de él.
MORA: Ehhmmm…no. Creo que no. No.
LEO: Claro…
MORA: ¿Claro qué?

Él no contesta. Saca del bolsillo un frasquito de alcohol en gel. Se pone en las manos mirándola. Le ofrece.

LEO: ¿Querés?

Ella niega con la cabeza.

MORA: Me quiero ir. ¿Nos vamos?

 El extiende la mano. Deja caer el gel sobre Mora, que rápidamente pone su mano. Se juntan las manos, se tocan. Se miran. El empieza a frotar con fuerza la mano de ella. Ella se deja tocar las manos.

LEO: Sabés…
MORA: ¿Qué?
LEO: Siempre tengo un mazo.
MORA: (soltando las manos con brusquedad) ¡¿Qué?!
LEO: (sin sacarle la mirada de encima) Que siempre tengo un mazo, un mazo de cartas. Por las dudas. Hay veces que uno no sabe qué hacer, y sacás el mazo y se abre un abanico de posibilidades. Parece que no pero sí. Y no dependés del lugar porque con un mazo te adaptas a todo. (Pausa) Sé un truco. Si alguien me pide lo hago. Es conocido, es uno que se trata de un hotel, que van llegando las cartas que son como personas a las habitaciones…Y está el dueño del hotel. Y las cartas se van acomodando de a una. Y en un momento se larga a llover, vos tenés que ir contando la historia, eso es importante, la historia es el cincuenta por ciento del truco, y en un momento todas las cartas se van cambiando de habitación y a la mañana cada habitación tiene el mismo palo. Ese es el truco. Si me lo pedís, te lo hago.

Mora se levanta. Camina hacia la ventana, nerviosa.

LEO: Te aburrís con Damián.
MORA: Yo no sé…vos disculpame, pero, yo ni siquiera te conozco, no sé quién sos. No sé por qué me estás haciendo preguntas tan íntimas.
LEO: Soy Leo. Vivo acá al lado. Vine a la fiesta igual que vos.
MORA: Perdón, ¡¡¿donde vivís?!!
LEO: …Acá… al lado.
MORA: ¿Y qué hacés acá? ¡¡¿Por qué no te vas a dormir a tu casa, qué estás esperando vos?!!
LEO: Claro…
MORA:¡¿Claro qué?!

 Damián  vuelve del baño. Trae una taza de té. Cuando entra registra algo raro del clima. Desde la puerta.

DAMIÁN: ¿Charlaban?
LEO: No.

 Leo desarma el castillo y guarda las cartas con violencia.

LEO: (a Mora) ¿Vos sabés lo que es sentirse sólo?
DAMIÁN: Y… la soledad…
LEO: ¿Vos sentiste alguna vez esa sensación? ¿De que nunca en tu vida vas a encontrar a alguien con quien quieras estar y que quiera estar con vos? ¿Vos sabés lo que es eso? Por supuesto que no, porque vos lo tenés a él, que te aburre, que te parece cursi, que te molesta pero que por lo menos está y podés salir con él y hablar de cosas. ¿Por qué no me voy a dormir a mi casa?¡¡¡¿Por qué no me voy a dormir a mi casa me preguntás?!!! ¡¡¡¿¿Y yo soy el que hago preguntas íntimas sin  conocerte??!!!

Se corta la luz.

MORA: ¡Damián!
DAMIÁN: Acá estoy. Tranquilizate. ¿Alguien tiene? ¿Tenés fuego vos?
MORA: No, no.¡ Si no fumo, Damián! ¡Cómo voy a tener fuego!
DAMIÁN: Bueno, no sé, pensé que lo tenías vos.
MORA: No, no lo tengo. ¿Lo tenés o no?
DAMÍAN: A ver, acá  lo tengo.
MORA: Bueno, ¡prendelo de una vez!

Prende. La habitación se ilumina un poco. Leo no está. Miran. Se miran. Se quema. Apaga.

DAMIÁN: Ay!! Me quemé!
MORA: Cómo que te quemaste, no podés hacer una cosa bien, Damián! Yo no lo puedo creer!
DAMIÁN: Bueno, Mora, es un encendedor, se calienta el metal y…
MORA: Sentiste eso?!
DAMIÁN: Qué? Qué cosa?
MORA: Me pasó algo cerca!
DAMIÁN: Qué cosa? Dónde estás? Mora?
MORA: Acá!
DAMIÁN: Escuchaste?
MORA: No! Qué?!!
DAMIÁN: A ver, esperá…

Los dos hacen silencio. Intentan escuchar en la oscuridad.

LEO: A lo mejor en la cocina hay velas.
MORA: Dame!

Prende. Leo no está.

MORA: Damián por Dios!

Corre hacia la puerta. El encendedor se apaga.

MORA: Damián, vamos a buscar a alguien, dame la mano, dónde estás?!
DAMIÁN: Acá! Vení para acá!
LEO: Los demás deben estar durmiendo porque si no ya alguien hubiera venido. Acá hay una vela. Fuego tenés?

Damián prende. Leo lo mira con la vela en la mano. No se mueve. Se miran.

MORA: Damián, prendé la vela, por Dios?!!

Vuelve la luz. Los tres están parados y quietos.

LEO: Ya está amaneciendo.

Damián empieza a retroceder muy lentamente sin darles la espalda. Leo se dirige hacia la ventana, mira hacia afuera. Ella lo sigue con la mirada. Damián nota que sobre la mesita hay un castillo de cartas perfectamente armado. Se espanta. No dice nada. Ella camina mirando a Leo hacia el sillón. Se da cuenta de la cara de horror de Damián, ve el castillo.

MORA: Damián, nos vamos!

Va hacia la puerta. Intenta abrir. No abre. Se desespera. Leo sigue mirando por la ventana. Mora forcejea con la puerta, no abre, lo mira a Damián.

MORA: Damián!
LEO: (sin mirarlos) Está abierta.
DAMIÁN: ¿Qué?
LEO: Está abierta, fijate.

Damián se acerca despacio a la puerta. Gira la manija. Se abre. Ella llora. Lo miran.

MORA: (dirigiéndose con violencia hacia Leo, Damián la agarra de un brazo y la retiene) ¡¡¿Quién sos?!!

Leo se acerca hacia a ella tranquilo. Mora y Damián retroceden un poco. La luz empieza a bajar lentamente.

LEO: Ya está amaneciendo, ¿se van o se quedan?
MORA: Nos vamos!

Mora sale rápidamente sin esperar a Damián. Damián no llega a reaccionar. Se quedan él y Leo solos. Leo le sonríe. Damián mira a la puerta por la que Mora se acaba de ir. Vuelve a mirarlo a Leo confundido. Todo queda a oscuras.

***

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NO - ESTAR (2009) Fragmento



NO - ESTAR

ELLA / ELLA 2 / ELLA 3
No sé por qué, pero esto siempre lo recuerdo como si la cámara estuviera arriba. En el techo. Como si todo hubiera quedado registrado desde arriba. Como si no fuéramos nosotros. Como si fueran otros EL y ELLA distintos…
El living de una casa con muy pocas cosas. Como de mudanza reciente. Un sillón de un cuerpo y uno de dos. Una pequeña mesita. Una alfombra de color claro de esas con lanas, suaves para tocar. Sobre la alfombra dos copas de vino, una botella, un cenicero y un cigarrillo encendido. Los dos fuman del mismo. Lo comparten. Ahora ella esta sola, recostada en la alfombra. El puso música. Algo de Brasil. El, en la cocina prepara algo de comer. Ella piensa, qué lindo es acá… Escucha la música y bebe. El vuelve trayendo dos platos. Preparó fideos. Sé que no es un plato ideal para este momento, pero es el que mejor me sale. Fideos con tuco. Había una película en que eso era bastante romántico, dice. Los dos se ríen. El le da un beso. En la boca. Se besan. (Pausa) Mientras comen hacen planes juntos. Para mañana, dentro de un mes, el verano. Hablan de comprar cosas para la casa. Me gustaría tener una lámpara de pie, dice él. Sobre todo viajes, hablan de viajar juntos. Pensar en viajes es algo entre las personas. Se imaginan cosas. Se termina la botella de vino. Se recuestan en la alfombra. Fuman. Se ríen. Desde arriba se los ve contentos, tranquilos…Se quedan dormidos. El tiempo pasa. Ella se despierta. Lo mira. El tiene un gesto apacible en la cara. Le da un beso despacio en la mejilla. Siente su olor. Se queda disfrutando de eso un instante. Se aleja un poco, lo mira dormir. Ojalá esto no se terminara nunca, piensa. El abre los ojos despacio. La mira, le sonríe adormecido. Ella vuelve a recostarse junto a él. Se duermen de nuevo mientras sigue sonando la música de Brasil. (Pausa) Este momento es hermoso visto desde arriba… 

Obra inspirada en la instalación en varilla de hierro de Natacha Jurberg y Adrián Fortunato (2008)

martes, 1 de marzo de 2016

ZOOM (2013) Fragmento



ZOOM de Luz Lassizuk

Pequeña obra para actriz, escenografía en miniatura sobre su cuerpo, cámara de video portátil y voz intervenida con sonidos propios de los distintos paisajes.



I.

Oscuridad. Voz de mujer. Con la cámara se proyecta un “caos” de colores, formas y sonidos irreconocibles. Tierra lleva el relato.



TIERRA: Dicen que en el comienzo era el caos. No existían los ríos, ni el mar, ni el cielo con nubes, ni las montañas, ni el sol, ni nada. Nada de nada. No había formas, ni colores, ni olores, ni nadie para darse cuenta de la falta.

Dicen que Dios, o la Naturaleza, o quien sea, puso fin a todo este desorden separando el aire, el fuego, la tierra y el agua. El orden. La obsesión por lo ordenado. Alguien, antes del comienzo de todo, decidió que el caos tendría que dejar de ser. O al menos dejar de ser todo. El fuego en el centro, el hielo en los extremos. La vida en el medio del calor y del frío.

Después se pusieron límites entre el mar y la tierra, y se crearon los ríos, los lagos, los estanques, los océanos. Y también apareció lo verde: los campos, las selvas, los bosques, las hojas de los árboles. Y entonces también los otros colores. Se crean el cielo, las nubes, los rayos del sol, y así también la lluvia, los truenos, los vientos huracanados, la nieve. Y alrededor de todo, las estrellas.

Pero el escenario sólo no alcanza, entonces se crean los peces, las aves, los gusanos, los animales que corren y gruñen, las jirafas, los pingüinos, los caballitos de mar.

Y después, un día, el hombre y la mujer. Porque alguien tenía que venir a desordenarlo todo.

Y a partir de entonces, Dios o la Naturaleza o quien sea, se desentendió del asunto. En el mejor de los casos.

Y aparecieron las construcciones, los pueblos, las ciudades, las luchas por el poder, la ley de la selva, la supervivencia del más apto, las guerras, las religiones, las máquinas de vapor, las fábricas, la explotación, las guerras de nuevo, la medicina oriental y occidental, los aviones, los barcos, las obras de arte, la tele, el cine, la gente en la calle, la amistad, la política, el amor.

Y en medio de todo esto, los hombres, haciendo lo que pueden para vivir sus vidas.

Y así sigue todo hasta ahora.



(Viento que sopla)

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